jueves, 10 de julio de 2008

el ocultismo y su influencia demoniaca


Por "ocultismo" entendemos una influencia supra-humana o sobrenatural que no es de Dios y comúnmente lo asociamos con lo que tiene influencia demoníaca.
En los Estados Unidos, el ocultismo es ahora mucho más popular que hace veinte años. Esto se manifiesta en la música popular satánica, las pandillas callejeras satánicas, el aumento de los adoradores de Satanás, el uso más extendido del horóscopo y el estudio de los signos del zodiaco y los juegos satánicos que pueden comprarse. A pesar de esto, mucha gente no toma el ocultismo seriamente, se ríen de la noción del poder del mal y no lo consideran parte del mundo "real" en que vivimos.
Estoy convencido de que la influencia demoníaca es muy real y constituye una amenaza peligrosa para nuestro bienestar espiritual. Lo que se escribe aquí es un resumen breve de una realidad que no deseo pasar mucho tiempo explorando y mi propósito es sencillamente impartirles conocimientos suficientes, para que puedan cuando menos sospechar la presencia de lo oculto y puedan evitarla por completo.
En su carta a los Efesios (1,3-10), San Pablo nos dice que Dios nos escogió en Jesucristo antes del principio del mundo. Estamos llamados a vivir limpios de pecado en su presencia. Dios nos llamó para ser sus hijos por medio de Jesucristo. Hemos sido salvados y nuestros pecados han sido perdonados en Jesús y mediante su Sangre. Esto muestra la generosidad de Dios, Nuestro Padre, hacia nosotros. El nos ha dado la sabiduría para comprender este misterio, este plan que nos reveló en Cristo.
Somos cristianos bautizados y confirmados. En estos dos sacramentos hemos renunciado a Satanás, a sus obras y a sus promesas vacías del reino de las tinieblas. En el bautismo profesamos nuestra fe en Jesucristo y en la Iglesia. Ahora, el Reino de Dios está absolutamente opuesto al reino de Satanás. La salvación en Jesucristo presupone el rechazo del reino de las tinieblas, sin embargo, nuestra vida es una guerra espiritual. En su primera carta, San Juan (1 Jn 5,18-69) nos dice dos cosas: Que nacimos de Dios (por el bautismo y el Espíritu Santo) y que estamos protegidos por El para que el Maligno no pueda tocarnos, pero también nos dice que el mundo entero está bajo el Maligno.
El Maligno puede tentarnos, pero no nos toca directamente a menos que le abramos la puerta. No debemos temerle, pero tampoco debemos buscarlo constantemente en los acontecimientos ordinarios de nuestra vida.
No se concentren en los espíritus malos, sino fijen sus ojos y su fe en Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Somos salvados sólo por Jesucristo, mediante la oración, nuestra adhesión a la Palabra de Dios en la Biblia y mediante los sacramentos, especialmente por la presencia de Jesús en la Sagrada Eucaristía.
No debemos olvidar incluir a María, la Madre de Dios, en nuestra oración; Ella ha aplastado la cabeza de la antigua serpiente (Gén 3,15). La devoción a María es un medio poderoso de protección en nuestra vida diaria.
¿Cómo es el reino de Satanás, el reino de las tinieblas? Es una mentira que busca parecerse al Reino de Dios. Lean Isaías (14,12-15); se trata de Satanás. El profeta nos dice que, en su corazón, Satanás está determinado a ser como Dios.
Satanás quiere en su reino todo lo que hay en el Reino de Dios, pero su reino es una mentira; es falsedad. En el reino de las tinieblas hay culto y adoración falsa; hay oración maligna. Nos ofrece felicidad y paz falsa, nos da sabiduría y conocimiento falso. Así tentó a Adán y Eva (Gén 3,5). Satanás dijo: "No. Dios sabe que al momento que lo comiereis (el fruto prohibido) seréis como dioses, conocedores del bien y del mal." En su reino, Satanás nos ofrece salud, que es la muerte y una protección falsa. Así como nos imaginamos a los ángeles del cielo cantando y adorando a Dios, así también hay una música especial en el reino de las tinieblas, que es mala.
El reino de Satanás es una mentira. Quiere ser como Dios, pero en el primero de los Diez Mandamientos, Dios dijo a Moisés: "Yo soy el Señor tu Dios. No tendrás otros dioses fuera de mi" (Exodo 20,3). San Pablo nos dice que estemos en guardia: "El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe, dando oídos a espíritus falaces y a doctrinas diabólicas" (1 Tim 4, l). Aferrémonos a nuestra fe en el Señor Jesús y en su Iglesia, pues nuestra salvación se logra por Jesucristo, mediante la oración, leyendo y estudiando la palabra de Dios en la Biblia y mediante la presencia de Jesús en el santo sacrificio de la misa en nuestros sagrarios

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